miércoles, 22 de octubre de 2008

We can't go on together with suspicious minds...

Odio a Elvis. Nunca he podido con esa sonrisita fanfarrona, elviscéntrica y autosuficiente, como si sólo por estar delante suyo todas las chicas debieran caerse desmayadas... antes que eso creo que me acostaría con una tía. Me da lo mismo Graceland, el movimiento de caderas, si está vivo o no y todo lo demás. Total, para mitos ya tengo otros indudablemente vivos con lo que ocupar mi tiempo.

Se salvan algunas canciones, y hoy, haya o no razones, -sólo yo lo sé-, ésta en particular que venía oyendo mientras llegaba a casa. Los coritos y los violines (son violines?) son otra vez mi debilidad.

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