Hace días, de repente, amaneció mustia, cuatro de sus siete flores caídas a su alrededor. La regué, le cambié las piedras, la dejé al fresco, la dejé a su aire, le cambié el sustrato, la puse al sol, la dejé a su aire, le corté con cuidado las raíces irrecuperables, la dejé a la sombra, la pulvericé, la miré, la dejé estar... Sólo me ha faltado ponerle música con el ipod, y hoy, aún está peor.
En fin. Me voy yo al sol, un rato.
2 comentarios:
Ou on a la main verte, ou on ne l'a pas... Et toi, visiblement, tu ne l'as pas !
Pero no te preocupes por la planta, como nos recuerda Jorge Drexler en una de sus canciones : "nada se pierde, todo se transforma...".
Un beso,
Albert
PERO BUENO!
NO SERÁ TAN VERDDE COMO LA TUYA...PERO AL MENOS UN POQUITO...!
Y SI NO, YA VERÁS, MI TERRAZA....
JA!
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