lunes, 21 de abril de 2008

post-it 34: desamor, versión 1.0....

Versión 1.0.............................................................



Piensa en él. Mira en sus fotos cómo se miraban. Sale a trabajar y cree reconocer su figura entre la gente. Come bocabits. Viaja sola al lugar donde se prometió llevarle. Ve tres veces seguidas el que cree que sería su capítulo favorito. Vuelve a fumar. Desea con todas sus fuerzas verle aparecer cada vez que dobla una esquina. Por las noches se desvela y rehace sus conversaciones, diciéndole todo lo que no se atrevió a decirle. Querría rebobinar el tiempo. Aún no entiende nada. Pinta su perfil en cuadernos de bolsillo, lo emborrona, y lo vuelve a pintar. Se ahoga. Duerme mal, y sueña despierta. Cocina para otros sus platos preferidos. Le imagina con su camisa azul. Le imagina, en su cama, sin su camisa azul. Bebe de más intentando olvidar su nombre. Anda con desconocidos. Aún no ha tirado su cepillo de dientes. Duda. Liga con los dependientes. Daría lo que fuera por que cambiara de opinión. Invita a otro a cenar al mismo restaurante y pide un vino que no criticaría. Recuerda cómo le besaba. Le escribe un post-it en el espejo del baño, aunque sabe que nunca lo leerá. Le tiemblan las piernas cada vez que oye una risa parecida a la suya. Hace que no le importa. Está de mal humor. Sale a caminar y saca una foto que ahora no podrá enseñarle. Lee ese libro del que él tanto se burlaba. Tiene taquicardias si recuerda sus abrazos. Imagina sus tres respuestas. Espera. Quiere viajar. Se descubre contando a otros sus chistes, y se odia por eso. Grita, grita, grita. A ratos consigue ilusionarse. Va al cine anhelando encontrarle. Cuando nadie la ve, a veces sonríe por la calle. Se compra un vestido azul. Sueña con él. Sueña con él. Con él. Se ríe sin razón y luego llora debajo de la lluvia. Jura que nunca volverá a enamorarse. Abre una y otra vez el cajón donde guarda el billete de bus de la mañana de diciembre en que casi se despidieron. Coge aire. Toma un café con un chico que se le parece, pero mira por la ventana de reojo, deseando verle pasar. Se impacienta. Repite hasta mil veces que le ha idealizado, pero no consigue que deje de parecerle perfecto. Se lamenta por no haberle preguntado tantas cosas. Ha escuchado demasiadas canciones pensando en él como para olvidarle tan rápidamente. Sabe que mañana será demasiado tarde.

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